Habla de Baiona con la pasión del que echa de menos su tierra. Dice que padece de ‘morriña perpetua’ y que no ve la hora de volver. Nacho Carreras aún no ha regresado a su casa (como él la llama) desde que publicó El ángel fiel. En su primer libro, el miedo y el terror se apoderan de Baiona mientras un asesino en serie amenaza a los habitantes del Val Miñor.
Y en medio de los crímenes, un periodista. ¿Autobiográfico?
Siempre hay una tendencia a buscar la autobiografía del autor en un libro, pero eso es algo más del lector que del propio escritor. Yo no me parezco a Iago más que en la carrera… Aunque sí reconozco que hay momentos del libro que son pequeños homenajes a amigos o familiares. Algún nombre parecido, algún momento concreto…
¿Por qué en Baiona?
Baiona es el escenario perfecto. Tiene misticismo, tiene historia, tiene un paisaje de película… Y además es mi casa.
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Baiona es el escenario perfecto. Tiene misticismo, tiene historia, tiene un paisaje de película… Y además es mi casa.
¿Por qué ahora todos las novelas negras se enfocan en municipios, podríamos decir, “pequeños” y no en grandes en ciudades?
Porque no todo tiene que pasar en Nueva York. Parece que allí hay invasiones extraterrestres, superhéroes, grandes casos criminales…Los pueblos tienen sus historias y sus crímenes. Domingo Villar fue un visionario en eso. Una novela en una zona pequeña, que es conocida… “Ojos de agua” o “La Playa de los ahogados” fueron novelas seminales. Tras ellas, muchos hemos ambientado los libros en nuestros municipios.
Ya que dice que tiene historia, ¿No se planteó una novela histórica?
Y tanto que sí. La empecé en 2009 de hecho. Fíjate si hace años. Estaba en Os Frades (la playa de Baiona) leyendo La mano de Fátima de Ildefonso Falcones y pensé en lo que me gustaría hacer una novela así en Baiona. Y llegué a escribir casi 500 páginas, ¿eh? Pero al final la dejé. No me veía preparado. La trama la sigo teniendo en la cabeza y pienso en ella con bastante asiduidad. Sé que algún día la retomaré, aunque no sé en qué formato. No descarto el guion de una serie, pero tiempo al tiempo.
Cita a Domingo Villar, ¿está entre sus referentes?
Para cualquier autor gallego de novela negra, Domingo Villar está entre sus referentes. Eso es indudable.
¿En qué otros autores se inspira?
Stephen King, Katzenbach, Verdon, Falcones… No te puedo decir solo uno. Un autor debe leer de todo porque aprende. Decía King, precisamente, que leía cuatro horas diarias. Yo no tengo tanto tiempo, pero ojalá pudiese porque es un trabajo fundamental a la hora de escribir.
¿Cómo se aventuró a escribir una novela negra?
Llevaba tiempo con la idea rondando por la cabeza. Un día volvía de os Frades y empecé a darle vueltas a una idea. En ese momento estaba leyendo El psicoanalista. Entonces se me ocurrió una escena de El ángel fiel y la comenté con unos amigos cuando íbamos a cenar. Habló de hace años… 2012 o 2013…
¿Y estuvo escribiendo desde entonces?
Sí y no. He parado muchas veces. Imagínate que un día decides aprender a conducir y te colocas en el asiento del conductor sin saber nada. Ni cómo arrancar el coche, ni cómo cambiar de marcha, ni evitar que se te cale… Esto es igual. Yo no he tenido maestros, no he ido a escuelas de escritura. Me sentaba delante del ordenador y escribía. Durante un año lo tuve parado, luego lo intentaba recuperar, pero no me gustaba lo anterior…
A raíz de eso, he leído que llegó a borrar 150 páginas del libro…
Fue así. Las seleccioné todas y las borré de golpe. No me gustaban. Si no me gusta a mí como escritor, ¿cómo va a gustarle al lector?
¿Y cómo llegó al punto de que le gustase lo que escribía?
Dándome muchas tortas yo solo y leyendo muchísimo. Encontrar tu estilo es algo básico. Yo creo que ya tengo el mío y lo voy plasmando en cada novela. Y después la propia vida, claro, que te va enseñando.
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Yo viví un momento donde escribir era mi refugio. […] Escribir me salvó y se ha convertido en un hábito.
¿Habla de experiencias personales o de la consecuencia de leer?
De experiencias personales. Yo viví un momento donde escribir era mi refugio. Me sentaba en mi escritorio y de ahí no levantaba la cabeza. Me abstenía de lo mal que me iba laboralmente. Escribir me salvó y se ha convertido en un hábito.
Hablando de hábitos, ¿cuál es su siguiente novela?
Está ambientada en Ponteareas. De momento no debo revelar nada más, pero creo que va a ser muy impactante.
¿Tiene más novelas pensadas o ya ha sufrido el famoso síndrome del folio en blanco?
El autor que te diga que no lo ha sufrido está mintiendo. Lo tengo clarísimo. Yo, más que el síndrome en sí, temo mucho engancharme en el medio. Eso me pasa y, de momento, me parece que tiene una solución más difícil que el síndrome del folio en blanco. Yo planeo la historia y si, cuando llevo 50 o 70 páginas, veo que la propia trama me pide ir por otro sitio, me obligo a parar y a pensar en cómo resolver el problema. Lo que pasa es que, a veces, reencontrar el camino es muy difícil y ahí viene el bloqueo.
¿Con qué se queda de El ángel fiel?
Primero con el logro personal. Cuando recibí el ejemplar de prueba ni siquiera reaccioné. Solo lo miraba. Mi mujer estaba emocionada y yo solo lo miraba en silencio. Ni recuerdo que me pasó por la cabeza. No sabría comparar la sensación con nada que haya vivido antes. Lo segundo con lo que me quedo es con la gente. He recibido mucha amabilidad, mucho cariño y muchos ánimos para que siga escribiendo… eso llena. Al final yo he autopublicado, no he tenido ayuda en publicidad y se agradece que la gente sea tan amable.
¿Cómo fue ese proceso de autopublicar?, ¿lo recomienda?
De nuevo a la gallega: depende. Yo envié el libro a tres editoriales. Una no me respondió y dos lo rechazaron. A mí me parece un libro entretenido, así que me lancé a la autopublicación. La parte positiva, obviamente, es que no tengo que esperar a una editorial. La negativa es que solo se vende por Amazon y que la publicidad es la que yo pueda conseguir.
¿Qué le diría a alguien que compre su libro?
Que disfrute del paseo. Yo me lo he pasado muy bien escribiéndolo y creo que se nota en cada página. Además, he intentado plasmar con mucha precisión lo que significa para mí Baiona y cada uno de sus rincones.
¿Cuándo planea volver a Baiona?
Cuanto antes. Yo sufro morriña perpetua y solo pienso en cuándo podré volver a casa. La última vez fue en septiembre y es duro. Cuando estuve aún no había publicado “El ángel fiel”. He recibido mucho cariño desde entonces y me gustaría devolverlo.