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Venres, 26 de Abril de 2024
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    Escapada a Mallorca en el puente de octubre

    Como cada último domingo del mes vuelvo con una nueva publicación para mi sección “Cuando sube la marea”. Se trata de mi último artículo antes de cumplir los treinta, así que el del mes que viene lo escribiré desde un piso más arriba.

    Allá vamos. En el puente de octubre hice una escapada exprés con dos amigas en la cual buscábamos huir del otoño gallego, cambiar de aires y disfrutar de unos días de sol, temperaturas suaves y, no nos vamos a engañar, probar el agua del Mediterráneo para reconfirmar que la de Galicia es la mejor para activar la circulación sanguínea. ¿Qué sucedió? Dejamos Vigo con 26 grados y sol para llegar a Palma con nubes y fresquito, incluso con un poco de lluvia. Como buenas gallegas, lo disfrutamos igualmente, y además, el tiempo inestable no nos impidió hacer todo lo que teníamos planeado. Os comparto nuestra experiencia por si os apetece hacer una escapada de poquitos días.

    Sábado 9

    Después de un buen madrugón para coger el avión desde Santiago, aterrizamos en el aeropuerto de Palma alrededor de la una de la tarde, recogimos el coche de alquiler y, después de una parada de abastecimiento en el supermercado, nos dirigimos al que sería nuestro campamento base durante nuestra estancia: una casita ideal, bien ubicada y perfecta para nosotras (si os interesa, escribidme por Instagram). Nuestro anfitrión, un hombre encantador, nos dio muchísimos consejos sobre qué hacer y qué visitar. Siguiendo sus indicaciones y teniendo en cuenta la hora que era, visitamos Palma Nova. Se trata de una playa de un pueblo turístico en la que, a la media hora de extender las toallas, una nube nos tapó el sol y dio paso al frío; todo nuestro gozo en un pozo. Recogimos campamento, nos cambiamos de ropa y fuimos a cenar a Sa Ximbomba, un restaurante precioso de comida italiana y de obligada visita si vais a Palma (Información importante: sólo abre para cenas).

    Domingo 10

    Una vez tomada nuestra dosis de cafeína acompañada de un delicioso desayuno, pusimos rumbo a Valldemossa, una preciosa localidad ubicada al Noroeste de la isla en la que disfrutamos perdiéndonos por sus calles llenas de encanto y donde nos tomamos un café acompañado de uno de sus dulces típicos:la coca de patata. Finalizado nuestro paseo, arrancamos con destino Deyá, otro pueblo con mucho encanto en el que comimos en la agradable terraza del restaurante Xelini. Terminada la comida, visitamos la Cala Deyá y , posteriormente, nos dirigimos hacia Sa Foradada. Allí disfrutamos al ritmo de la música de una idílica puesta de sol. Finalizado el día (ya agotadas), nos comimos unas pizzas congeladas de esas que, cuando tienes hambre, saben a gloria.

    Lunes 11

    Nos levantamos con la esperanza de disfrutar de un poquito de sol, así que la crema solar y los bañadores fue lo primero que metimos en la mochila para que nos diesen buena suerte. Comenzamos visitando las Cuevas del Drach. Nos encantaron y nos sorprendieron muchísimo. Al acabar, disfrutamos de un breve, pero mágico concierto de música clásica. A continuación fuimos a conocer Santanyi, pueblo famoso por su mercadillo de los miércoles y sábados (esto nos quedó pendiente). Allí compramos bocadillos y bebidas para llevarnos a las calas, ya que a donde nos dirigíamos no había opción para poder comprar nada. Aparcamos en el parking más cercano a la Cala del Moro, a la que llegamos después de una caminata de unos 25 minutos. Estaba demasiado concurrida y la marea alta, por lo que decidimos continuar nuestro paseo hasta que llegamos a la Cala Almunia. En ella localizamos un agradable rincón con unas vistas maravillosas y en donde pasamos una tarde genial, con baño incluido. Ya alrededor de las siete de la recogimos nuestras cosas y volvimos al coche. Nos cambiamos y pusimos rumbo a Las Salinas, otro pueblo encantador ubicado en el Sur de la Isla. Allí cenamos en un restaurante precioso, Cassai. Muy recomendable si visitáis la zona. Al acabar, regresamos al apartamento porque tocaba dejar la maleta hecha y todo preparado para el día siguiente, nuestro último día.

    Domingo 12

    “Se nos termina la buena vida”, fue lo primero que pensé nada más levantarme. Recogimos todo y nos despedimos de nuestro anfitrión. Primero visitamos el Castillo Bellver, ubicado en uno de los puntos más altos de la ciudad desde el que divisamos las bonitas vistas de la misma. A continuacion nos dirigimos al centro, buscábamos perdernos por las calles de Palma y disfrutarla sin prisas ni agobios. Dejamos el coche aparcado en Plaza España y desde allí comenzamos nuestro paseo. Primera parada, Can Joan de Saigo, en donde nos tomamos un café acompañado de unas deliciosas ensaimadas. También visitamos los baños turcos, recorrimos el casco antiguo de la ciudad y comimos en La Rosa Vermutería. A las 16:00 de la tarde cogimos el coche ya con destino aeropuerto y con mucha tristeza nos despedimos de esta isla tan bonita. Era la primera vez que visitaba una isla de las Baleares y, sin duda, me he quedado con ganas de más. Volveré, estoy segura.

    ¡Feliz domingo!