8.3 C
Pontevedra
Xoves, 28 de Marzo de 2024
Máis
    HomeColaboraciónsA porta das TrabancasO Relato de Frei Claude de Bronseval de 1533 (VIII)

    O Relato de Frei Claude de Bronseval de 1533 (VIII)

    No percorrido que vimos realizando pola literatura odepórica relacionada co paso de peregrinos e viaxeiros polo territorio tudense achegámonos hoxe ao ano 1533 en que conservamos o relato de Frei Claude de Bronseval. Era secretario do abade do mosteiro de Clairvaux, Edme de Salieu. Éste visita España en 1532 para asistir aos capítulos xerais dos mosteiros da orde do Císter en España e Portugal, nas vésperas do agrupamento destes mosteiros en torno á Congregación de Castela, no proceso reformista característico da vida monástica no século XVI. Claude de Bronseval foi realizando notas na súa viaxe e ao regreso recolleunas na obra Incipit Peregrinatio Hispanica. Este diario de viaxe estivo inédito ata o seu descubrimento en 1944 por Émile Jalibois, foi editado polo historiador cisterciense Dom Maur Cocheril en 1970. En España foi traducido do latín por Francisco Calero Calero en 1991.

    Na súa visita a España, tras percorrer varios territorios, chegan a Galicia polo Camiño Francés ata o mosteiro de Sobrado, logo visitan Santiago de Compostela, Padrón, Caldas de Reis, o mosteiro de Armenteira, por ser da Orde do Cister, e Pontevedra.

    Y luego llegamos a un pueblo grande llamado Redondela. En esta villa fortificada, aunque es grande, no pudimos encontrar posada. Un peregrino de Roma, que había regresado de allí recientemente y había pasado por Francia, acordándose de las buenas posadas de allí, nos ofreció su casa y nos instaló en ella muy bien y con limpieza. El mar fluye frente a las casas de la villa, formando un puerto.

    El día 27, al salir, anduvimos por un camino bastante fácil en medio de montes estériles, y por fin llegamos a una aldea llamada Porriño. Allí comimos. Después de comer muy pobremente, partimos y por un valle bastante amplio en medio de montes, en parte pastizales y en parte pedregosos, en una región nada fértil y por un camino muy malo llegamos a la ciudad tudense, en la lengua gallega Tuy (Touy no texto latino orixinal), que constituye el límite del reino de Galicia. Está situada en una colina que se atraviesa frente a un gran río llamado Miño, que separa el reino de Galicia y el de Portugal en esta región y en este clima. Tuvimos allí una gran dificultad para encontrar posada, como si fuéramos bárbaros o agarenos y se reían de nosotros sus vecinos. Al observar esto, dos hermanos de la orden de predicadores nos condujeron a casa de una vieja y le rogaron que nos alojase. Este fue nuestro último lugar de hospedaje en Galicia; allí decían que era óptimo, pero aquí sería en verdad pésimo. Como Monseñor pasease por la ciudad, buscando una iglesia según su costumbre, fue visto por un canónigo de la catedral a quien pareció ser un hombre importante; y envió un mensajero a nuestro hospedaje para preguntar quién era. Una vez escuchada la respuesta, quiso retener por la fuerza a Monseñor y alojarlo en su casa, y envió a buscarnos a nosotros y a nuestros equipajes a fin de alojarnos y cuidarnos a todos. Después de darle las gracias Monseñor volvió a la posada, donde aquella noche durmimos a la manera gallega entre suciedades y malos olores.

    Igrexa de San Domingos de Tui

    El día 28, después de oír temprano la misa en la iglesia del convento de los hermanos predicadores, que está fuera de las murallas de la ciudad, partimos a través de campiñas grandes, pero muy estériles y sin cultivar, teniendo a la derecha montes escarpados y a la izquierda el río, avanzamos algún tiempo y dejamos de un lado una villa llamada Valença de Minho, muy fortificada, y situada encima de una colina al otro lado del citado Miño y enfrente de la ya nombrada ciudad de Tuy. Es la primera población de Portugal enfrente del reino de Galicia en esta región. Avanzamos siempre a lo largo del río en una comarca mísera y llegamos a comer en un lugar llamado La Barque (A Barca en Goián) en una posada situada por encima de la orilla del río. Allí fuimos mil veces mejor alojados y tratados que lo habíamos sido en la ciudad de Tuy. Enfrente de este lugar, a la otra parte del río Miño, hay un castillo muy fortificado llamado Vila Nova de Cerveira construido sobre la otra orilla del río, rodeado de muchos viñedos y protegido por un doble recinto de murallas, constituyendo la frontera con Portugal. Después de comer, nos fue preciso atravesar el río en barca de tres en tres, y los tres del segundo viaje escaparon de milagro de un peligro muy grande de hundimiento, según me contó el barquero a mí que pasaba el último. Una vez pasado el río, estuvimos en la tierra y reino de Portugal1

    Bronseval mantén ao longo da súa obra unha constante queixa polo deficiente estado dos aloxamentos en España e moi especialmente de Galicia, pero como temos lido no caso tudense as súas críticas son acerbas. Resulta curioso que unha comitiva de ata seis persoas que acompañaban ao abade Edme de Saulieu non visitará ao bispo e fose directamente a procurar unha hospedaxe ou non se deran coñecer ao dominicos que os atenden. Serafín Bodelón nun traballo2 sobre o itinerario de Bronseval sinala que o Abade de Claraval foi recibido polo bispo tudense ao coñecer a súa identidade avisado por un cóengo, pero como temos comprobado no texto do relato non se recolle este dato. Tamén resulta curioso a comitiva cruce o río entre Goián e Vilanova de Cerveira, un caso único nos relatos de peregrinos que evidencia que o camiño por Tui – Valença era o comunmente empregado por viaxeiros e peregrinos.


    1 Ver Viaje por España: 1532-1533 : (Peregrinatio hispanica) de Claude de Bronseval; Francisco Calero Calero (ed. lit.), Centro de Estudios Ramón Areces, 1991

    2 Bodelón, S.: “Bronseval: posadas y caminos en la castilla del siglo XVI según “La peregrinatio hispánica”. Tiempo y sociedad, nº 4, 2011, p.