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    ¿Realmente somos dueños de algo?

    Cada vez me pregunto más, si realmente somos dueños de algo. Si uno se pone a analizar el día a día no acaba de quedar claro. Sin lugar a dudas, vivimos en un mundo capitalista donde lo que se fomenta es el consumo y cuanto más, mejor, de ahí la famosa obsolescencia programada, que nos obliga a estar cambiando cada poco tiempo nuestros aparatos electrónicos (la UE ahora quiere aprobar una ley para el derecho a reparar, parace una broma, que si compras algo, tengas derecho a repararlo), se supone que has adquirido un aparato para su uso y disfrute y si tienes algún problema, se debería de suponer que deberías de tener derecho a que te lo repararan para que lo pudieras seguir usando, pero ahí está la clave, se supone.

    Después está el tema de las propiedades tipo viviendas, fincas o similares. Sobre todo en nuestra tierra, que somos muy amantes de la propiedad (“a nosa casiña” algo, que en otros países, sobre todo los nórdicos no está tan arraigado). Te pasas toda la vida para comprarla, y si tienes algún documento que dice que es de tú propiedad, es falso, porque por el simple hecho de tenerla, ya tienes que pagar algo llamado contribución. Resulta curioso, porque esa palabra debería de significar que contribuyes a algo y me pregunto a qué estás contribuyendo como no sea a que unos cuantos puedan vivir a lo grande a cuenta nuestra. Así que sigues pagando, año tras año, y cuando llegas al final de tú vida, esa supuesta propiedad tuya, pasa a tus herederos, que van a seguir pagando por ella. Tienen que pagar porque pasa a ser de su supuesta propiedad, es decir, que algo que has comprobado o heredado de tus antepasados, que te has pasado todo tú vida pagando por ella, cuando mueres, los que reciben dicha herencia, tienen que pagar por recibirla y por seguir disponiendo de ella.

    Viendo así las cosas, ¿realmente somos dueños de algo? La verdad, que tengo mis serias dudas, por lo menos, en cuanto a propiedades materiales nos referimos, de momento, parece que nuestras ideas, aún siguen siendo nuestras, aunque, tal y cómo se están poniendo las cosas, no sé yo, pero bueno, eso será para otro día. Por lo menos mientras nos dejen, lo que si vamos a seguir siendo dueños es de la posibilidad de recomendar buena música a nuestros lectores y esta semana vamos  a hacerlo, por un lado, con Rudy Adrián, un maestro de la música ambient llegado desde Nueva Zelanda y por otro lado, el proyecto Zytospace, toda una sorpresa musical. Espero que los disfrutéis.


    Rudy Adrian

    Coastlines

    2016

    Rudy Adrián es un excelente compositor de origen neozelandés al cual tuve el placer de entrevistar hace ya muchos años, sus obras siempre me han gustado, su mezcla de electrónica y ambient está muy elaborada y después de escuchar éste “Coastlines” veo que sigue en buena forma.

    ‘Coastlines’ es un trabajo donde el compositor utiliza las imágenes de sus tierra para recrear sus paisajes sonoros, temas que nos llevan por el bello ambient que inspiran las costas de su país de origen, las cuales recorrió durante sus vacaciones.

    Dividido en diez cortes, el compositor realiza un trabajo continuista sobre su ‘Atmospheres’ presentado en el 2014 pero además incluye dos cortes, en concreto el segundo y el sexto, que aparecieron originalmente en el año 1990 en una cassette titulada ‘SubAntarctica’.

    Rudy Adrián, mantine su senda, la cual está inspirada por artistas del calibre de Brian Eno, Robert Rich o Jonn Serrie y nos vuelve a presentar un bellísimo trabajo de música ambient.


    200

    Zytospace

    Wüste Land

    2019

    A veces se descubren pequeñas obras maestras por casualidad, y éste ha sido el caso del trabajo que hoy os presentamos.

    Zytospace es un proyecto español, si, habéis leído bien, formado por Tomás F. Girón, un compositor con una larga trayectoria musical e influenciado por los grandes de la electrónica y el krautrock (Cluster, Tangerine Dream, Klaus Shchulze, Pinck Floyd) y Miguel A. Ruiz que  lleva en esto de la música desde mediados de los años 80 con estilos que han pasado la electrónica industrial a la más secuencial.

    Ambos se han unido y han dado lugar a éste proyecto llamado Zytospace, una pequeña obra maestra de la electrónica secuencial y su primer trabajo es éste “Wüste Land” (algo así como planeta inhabitado y sombrío) dividido en dos extensos temas de más de treinta minutos cada uno, donde la electrónica brilla en su máximo esplendor, recordando a aquellos proyectos alemanes (Tangerine Dream, Klaus Schulze) que brillaban allá por los años ’70.

    No voy a entrar en detalles técnicos, simplemente comentar, que los amantes de la buena electrónica están de enhorabuena, porque escuchar proyectos cómo estos, es como viajar en el tiempo y recuperar las buenas obras, esos largos desarrollos que tantos nos gustan, esos viajes espaciales con nuestra mente, aunque sean a planetas inhóspitos y sombríos…